PT: ¡SIN JÍCARA NI MIEL!

 BALCONEANDO

#LaColumnade Alejandro Barañano 🖋️

No cabe duda que al interior de las filas del Partido del Trabajo los encontronazos son de todos los días y a todas horas, pues primero tuvieron que enfrentar el asunto de la coalición que se cocinó con el Movimiento de Regeneración Nacional –que muchos no querían- y después las alineaciones obligadas de cara a las candidaturas que generaron toda clase de dudas justificadas, esto sin olvidar lo que fue la cereza del pastel: el “factor Porras”.

De ahí que el dueño de la franquicia política, o sea Narciso Agúndez Montaño, no tuvo de otra más que ser claro en sus reiteradas arengas y decir que la construcción de la coalición era un hecho forzado y a ciegas en muchos sentidos, pues las circunstancias, a medida que se acercarán las fechas para definir, acechan fracturas al interior del instituto, cosa que al final sucedió.

Las decisiones de las candidaturas para las alcaldías de La Paz y Los Cabos resultó otro “punto de quiebre” entre los petistas y los morenistas, pues ambos municipios estaban bajo la guía, tutela y protección de Leonel Cota Montaño, esto sin importar que Narciso Agúndez impulsaba a Luis Armando Díaz en Los Cabos, y por su parte Alfredo Porras a Ernesto Ibarra Montoya, quedándose ambos personajes con un palmo de narices, pues fue Víctor Manuel Castro Cosío quien impuso a sus consentidos: Oscar Leggs Castro en el sur y a Milena Quiroga Romero en la capital del estado. ¡Quihubole!

En el municipio de Comondú la dirigencia local petista también comenzó a “lanzar cohetitos” en favor de Conchita Magaña haciendo a un lado a Arturo Peña, -un petista de trabajo y de lucha- pero nuevamente Víctor Castro Cosío les gano la mano y logró colocar como su candidata a Ileana Talamantes, mujer que sin derechos de pertenencia y sin lealtades partidistas se ganó el boleto para participar en la “rifa del Tigre”. ¿Pero cómo?, aún se siguen preguntando los desconcertados los petistas.

Por todo ello y más, no hay que ser muy hábil para intuir que en la alianza con Morena los petistas serían aplastados, tal y como ocurrió con Alfredo Porras Domínguez que se quedó sin la jícara y sin la miel con sus pretensiones de ser candidato a la gubernatura e impulsar al “chapulinazo” de Ernesto Ibarra Montoya para fuera el abanderado a la alcaldía de Los Cabos.

Por otro lado en el municipio de La Paz el vástago de Leonel Cota Montaño corría desde hace meses con varias varas de ventaja, y se decía que en Los Cabos querían hacerle round de sombra con mala leche a Rigoberto Arce que también traía lo suyo, por lo que los márgenes de maniobra para los petistas en alianza con Morena quedaron estrechamente reducidos a simplemente una o dos posiciones marginales de cara al proceso electoral de 2021. Cosa que así sucedió.

A final de cuentas el Partido del Trabajo quiso aplicar su burda apuesta creyendo –ingenuamente- que ganarían la candidatura de Los Cabos por los votos que dicen tener seguros en la invasión de la Ballena y en la zona aledaña al aeropuerto, pero el “petate del muerto” no les funcionó y Luis Armando Díaz tuvo que aceptar que su aspiración se evaporaba, y con ello quedaba demostrado que si iban en alianza con Morena entregarían lo poco que tenían a cambio de nada o casi nada, cuando en realidad muchos piensan –y lo siguen creyendo- que lo que más le convenía al PT era ir solos en vez de estar mal acompañados.

Ante todo esto se puede aplicar una frase dicha por Stephen King: “La gente puede romper promesas y la gente puede quebrarse. Especialmente aquellos que han estado sometidos a mucha presión y son mentalmente inestables”, y los grandes jerarcas del Partido del Trabajo demostraron que lo estuvieron y que por eso negociaron como lo hicieron y quedaron como quedaron; por lo que mejor quien esto escribe seguirá BALCONEANDO. . .

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