BALCONEANDO
#LaColumnade Alejandro Barañano 🖋️
Estaba visto que los “Superdelegados” buscarían afanosamente escalar a otras posiciones en las próximas elecciones de 2021, sobre todo en lo que respecta a las gubernaturas de los estados en donde representaban y operaban los Programas de Bienestar.
Lo curioso es que a todos ellos se les advirtió que no debían usar electoralmente sus posiciones, pero a pesar de que hubo muchas críticas al respecto, las alarmas se encendieron una y otra vez para evitar que se volvieran burdos trampolines para sus proyectos personales.
Aunado a ello, la todavía mayoría morenista en el Congreso de la Unión mañosamente omitieron establecer candados en materia electoral para contenerlos, al grado que se convirtieron en jeques que manejaban un aparato burocrático y recursos de forma paralela a los gobernadores, solo que bajo el auspicio y mando de Andrés Manuel López Obrador.
Cabe recordar que el 30 de Noviembre del 2018 entró en vigor la reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal y fue ahí cuando se creó la figura de los “Superdelegados” y que dentro de sus facultades se incluía supervisar programas, trámites y servicios no solo de las dependencias federales, sino también en algunos rubros de los estados, por lo que se les dotó de una estructura burocrática propia y se concentró la decisión sobre la disposición de recursos destinados para apoyos sociales sin supervisión.
Además de manera directa se impulsó un perfil electoral para ellos al dotarles de herramientas para que pudieran crear clientelas y asegurar la permanencia de Morena en el poder, esto con la intensión de asegurar victorias en los estados que son gobernados por la oposición.
Sin embargo el comportamiento de los “Superdelegados” ha estado todo el tiempo salpicado de acusaciones en su contra por desvíos de recursos, corrupción, proselitismo abierto, violencia de género y uso indebido de los Programas de Bienestar.
Tan así, que uno de los casos más polémicos fue el de Carlos Lomelí, quien fue “Superdelegado” de Jalisco y a quien se le descubrió una red de empresas farmacéuticas que habían ganado contratos millonarios con el Gobierno Federal Morenista, datos que documentó “Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad” y ni cómo negarlo.
Pero aquí en Baja California Sur no se cantaron mal las rancheras, pues a quien se le recuerda como el dirigente de una corriente democrática magisterial minoritaria que organizaba protestas en las puertas de Palacio de Gobierno, las cuales se levantaban misteriosamente al día siguiente, y que además ha sido un eterno candidato testimonial de la corriente troskista sin protagonismo ni peso político propio, también tiene lo suyo.
Si, hablo de Víctor Manuel Castro Cosío, -“El Puchas” como lo conocen sus allegados y uno que otro llevado- quien en el trienio en que presidió el Ayuntamiento Municipal de La Paz, pasó sin pena ni gloria y con serias dudas sobre el manejo transparente de los recursos; tan así que aún se recuerdan aquellos fondos del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado -23 millones de pesos- cuyo destino nunca fue aclarado.
Tan burdo ha resultado el vetusto maestro jubilado que como coordinador de los Programas Federales en la entidad inició su encargo con giras estatales ofreciendo programas y apoyos económicos sin ton ni son en actos que eran obviamente un proselitismo anticipado, e incluso fue reconvenido como otros de sus colegas por el Presidente de México, sobre todo porque Baja California Sur se encuentra entre las entidades más ineficientes en la entrega de las becas a jóvenes y las pensiones a adultos mayores.
Además, ante la pandemia por el Covid-19 hizo que Víctor Manuel Castro Cosío se escondiera; incluso en un alarde de cinismo negó sus nexos con la pésima gestión del Instituto Mexicano del Seguro Social estatal, cuando hace meses atrás encabezaba los actos de Homero Davis Castro con bombo y platillo por todo el estado, donde ofrecía gestionar clínicas por doquier y otorgar apoyos para la salud.
En pocas palabras, Víctor Manuel Castro Cosío le ha quedado a deber a los sudcalifornianos en la situación más crítica de su historia; pues en tiempos difíciles es cuando se conoce el nivel de un político y “El Puchas” no ha estado a la altura del momento y de lo que se podía esperar de su cargo. O sea, que su figura se ha achicado siempre ante la adversidad.
Pero no hay plazo que se cumpla ni fecha que no llegue, y ahora sabemos de buena fuente que ante la caída en los números de Víctor Manuel Castro Cosío hay alarma en su cuarto de guerra, pues las últimas encuestas empiezan a advertir el crecimiento exponencial de Armida Castro Guzmán, de Rubén Gregorio Muñoz Álvarez y Alfredo Porras Domínguez, que sin presumir lo que no hacen han sabido hacerse presentes; por lo que mejor quien esto escribe seguirá BALCONEANDO. . .
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