¡AHORA RESULTA!

BALCONEANDO

Por Alejandro Barañano

El escándalo que surgió en medio del divisionismo que existe en la actual Legislatura ya está tomando tintes como par no creerse, sobre todo por las diversas posiciones con que se ha manifestado el diputado Rigoberto Murillo Aguilar, quien ha sido señalado por nueve de sus compañeros como la persona que recibió 337 mil pesos para la organización de los llamados Foros del Transporte el año pasado, y que a la fecha no se sabe a ciencia cierta en donde quedaron ni que destino tuvo ese recurso para el pago de la logística de dichos eventos.

Lo primero que mencionó el “perdidizo” legislador fue que la auditoría respecto al tema ya había inicio y que tardaría aproximadamente un par de meses en conocerse el resultado de la investigación, y que en caso de que las autoridades resolvieran que era responsable del “extravío” de ese dinero estaría dispuesto a renunciar a la Comisión de la Cuenta Pública del Congreso del Estado.

Para hablar del mismo asunto, hace unos días atrás concedió una entrevista el Secretario General del Gobierno del Estado, Álvaro De la Peña Angulo, a los amigos y colegas Jesús Leyva Murillo y Bertoldo Velasco Silva en el programa “La Charla” que se transmite digitalmente a través de Monitor BCS, y ahí afirmó de manera rotunda que no se daría carpetazo al asunto de los 337 mil pesos que alguna vez estuvieron en manos de Rigoberto Murillo Aguilar y que misteriosamente se le “desaparecieron”, pues es un acto antijurídico que la administración estatal no negociará en favor de nadie, situación que puso a temblar al “perdidizo” personaje, sobre todo cuando se aseguró que se investiga y que será la Procuraduría General de Justicia del Estado quien dará a conocer los resultados ante la opinión pública.

Entonces al sentirse ya acorralado como parece se encuentra, el diputado Rigoberto Murillo Aguilar nos salió ahora con que solicitó un empréstito al fondo de ahorro del Congreso de Baja California Sur para liquidar los 337 mil pesos al proveedor involucrado en el asunto, y volvió con sus típicas bravuconadas y asegurando que interpuso una demanda por falsificación de firmas y que llegaría hasta sus últimas consecuencias.

Ahora bien, si desmenuzamos este caso podremos observar varias aristas que hacen suponer que al diputado Rigoberto Murillo Aguilar se le avecinan días de mucho desasosiego, y que existe la posibilidad que tenga otras tantas muchas noches de insomnio para meditar cómo el mundo se le está desmoronando poco a poco por su manía de embroncarse por tomar capitales que no son suyos.

Primer punto: Es un verdadero embuste eso que obtuvo los 337 mil pesos para pagarle al proveedor mediante un préstamo que pidió al mismo Congreso del Estado. ¿Por qué?  Bueno porque al tan mencionado proveedor le liquidaron una segunda factura que tuvo que extender por ese monto mediante una transferencia electrónica el pasado 26 de marzo. O sea hace un mes atrás.

Segundo punto: También es todo un enredo eso de que le falsificaron la firma y que no estaba enterado de que había recibido un gasto a comprobar, y esta aseveración de Rigoberto Murillo Aguilar prefiero la deduzca usted amable lector con una serie de interrogantes que dejaré aquí plasmadas. ¿Por qué sufragó ese dinero si nunca supo dónde quedó? ¿Por qué en noviembre del año pasado solicitó el pago del proveedor a Finanzas del Congreso del Estado como gasto a comprobar? ¿Por qué no se preocupó nunca por realizar la liquidación al trillado proveedor en cuatro meses largos meses y si se preocupó en hacerlo – tan así que hasta un préstamo pidió- justo cuando se destapó la cloaca de corrupción en que se vio inmerso?

Tercer punto: Lo que sí es verdad es que Rigoberto Murillo Aguilar ya había estafado a otras personas, y que cuando se descubrió el fraude y peculado en el que está involucrado –o sea los 337 mil pesos “desaparecidos”- se comunicó con algunos de ellos para liquidarles, tal y como sucedió con la persona que promovió el proceso 327/2015 radicado en el Juzgado Segundo Mercantil de la ciudad de La Paz, y que luego de tres largos años le saldó.

Cuarto punto: Eso de que voy a pagar con “cómodos abonos” como dice lo hará el “perdidizo” diputado no es la primera vez que sucede, pues durante la gestión de Esthela Ponce Beltrán como alcaldesa de La Paz se le encomendó en una ocasión entregarle a una persona –que omitimos el nombre por obvias razones- la cantidad de 20 mil pesos, y a quien solo le proporcionó 5 mil pesos diciendo que en dos semanas más le entregarían el resto, pero claro, al pasar el tiempo y no entregarlo la persona fue a reclamar a la Presidencia Municipal y al encararlo de manera directa frente al afectado, Rigoberto Murillo Aguilar no tuvo de otra más que aceptar que los había tomado sin autorización, negociando entonces pagar mil pesos a la quincena hasta reponer lo sustraído. Obvio es decir que una vez que eso sucedió le pidieron que se fuera del Ayuntamiento.

Quinto punto. Acaso no sabrá quien se dice “hacedor” de leyes que el delito de peculado –y por el cual está denunciado- se persigue por oficio y que regresar el dinero no lo exime ni del abuso ni del quebranto, por el contrario lo hunde aún más en la Carpeta de Investigación que está abierta en su contra en la Procuraduría General de Justicia del Estado, pues con su actuar está reconociendo tácitamente su perjurio.

Por eso al inicio de esta entrega apunté que el escándalo que surgió en medio del divisionismo que existe en la actual Legislatura está tomando tintes como para no creerse,  ha sido gracias a que el diputado Rigoberto Murillo Aguilar es el gran protagonista por su reincidencia, consumación y depredación con la que se maneja; y mientras se escribe el epilogo de esta trama de intriga, mentiras y chanchullos, mejor quien esto escribe seguirá BALCONEANDO. . .