BALCONEANDO
Por Alejandro Barañano
Los políticos encumbrados suelen medir su poder en base a los beneficios que con sus influencias logran, ya sea por favores o canonjías en su diario vivir, es decir, gozan de la gracia de la grey política y de la ciudadanía por lo que suelen acostumbrarse rápido a esa vida, tanto que luego les cuesta retomar el estatus de ciudadano común por considerarlo una verdadera desgracia.
En política caer en la adversidad es perder el favor, la consideración, el afecto o la protección de los que están en el poder y de la elite de una sociedad. Muchos antiguos maestros de la política repetían la expresión que caer en desgracia es lo peor que le puede suceder a un gobernante, y que esto sucede cuando quienes lo protegían lo olvidaron.
Pero en la actualidad existe una vertiente adicional en ese sentido, pues hay políticos que a escasos meses de tomar el supuesto control del poder y faltándoles alrededor de dos años y medio para que termine de mandato, ya han caído en infortunio ante los ojos de la sociedad. Y como muestra solo basta señalar un nombre: José Walter Valenzuela Acosta.
El susodicho alcalde de Comondú trae tan enredada la piola en la actualidad, que se ha montado en aquel adagio popular que reza que “cuando la suerte es mala, todo lo que lleva por dentro quien la padece se le resbala”.
El repudio en su contra es tan generalizado que muchos piensan que vive en un mundo donde no ve, ni escucha y mucho menos entiende lo que sucede, y estos últimos días las mismas circunstancias lo han puesto contra la pared demostrando que no está hecho para el encargo que ostenta, pues su incapacidad, ineptitud, impericia e ignorancia ha sido enorme ante los ojos de propios y extraños.
Y es que su tribulación se acrecentó cuando un hecho fuera de serie y totalmente inusitado se dio con el robo que durante las primeras horas del jueves pasado se perpetró en la Comandancia de Seguridad Pública Municipal del poblado de Ciudad Insurgentes, donde un grupo armado llegó hasta el lugar y amagó a los uniformados que en ese momento se encontraban de guardia y les sustrajeron el armamento que ahí se resguardaba.
Según los diversos medios que dieron cuenta de la noticia, aseguran que en las primeras horas de ese día los delincuentes hicieron de su poder 20 armas cortas y una decena de armas largas, además de numerosos cartuchos útiles, lo que originó que se iniciara una amplia movilización por el lugar y sus alrededores, e incluso se llegó a decir que había sido un grupo delictivo el que estaba inmerso en el hurto y que podría tener nexos con el crimen organizado, más sin embargo nada fue sido confirmado de manera oficial, y simplemente las autoridades implementaron recorridos y levantando informes sobre el suceso sin obtener resultados positivo.
Luego, la madrugada del sábado pasado casi una docena de elementos pertenecientes a la Dirección de la Policía Municipal y que estaban destacamentados en Ciudad Constitución, Ciudad Insurgentes y Zaragoza, fueron privados de su libertad por unos hombres encapuchados, y se reveló además que varios de ellos habían sido golpeados y que habían sido trasladados para recibir atención médica al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado de Ciudad Constitución.
Justo ahí se le vino encima el bitachero al llamado Doctor Walter, pues los familiares de los guardianes del orden exigieron justicia y ellos mismos dieron a conocer los nombres de quienes fueron víctimas de la privación de su libertad, esto mientras estaban en sus domicilios y otros más se encontraban en servicio en las diferentes zonas de adscripción.
Curiosamente en este nuevo hecho José Walter Valenzuela Acosta no otorgó tampoco ninguna información ni aclaración de lo sucedido, incluso llegó a rumorearse que pudo haberse tratarse de un operativo Interinstitucional de la Secretaría de Marina Armada de México, cosa que simplemente en eso quedó, en mero rumor.
Ya para terminar de agravar el infortunio del galeno que ahora cobra “religiosamente” como alcalde, ayer domingo se efectuó una manifestación afuera de las oficinas de la Dirección de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Comondú, en la que no solo se exigió justicia para quienes fueron privados de su libertad, sino para tratar de entablar dialogo con el político en desgracia, floreciendo el repudio en su contra cuando en los cristales del edificio se colocaron diversos carteles con leyendas como “Exigimos Justicia, fueron 11 los torturados pero más familias las destrozadas”, “somos tu policía, Presidente, apóyenos”, “No fueron 11 torturados, sino 198 familias completas las que estamos desbastadas”, “Fuera el Director y el Subdirector, ellos ni votaron por ti”, esto entre otras consignas.
De acuerdo con la denuncia de los policías, José Walter Valenzuela Acosta muy a su modo había comprometido su palabra de acudir al filo de las 10:00 horas con ellos para sostener esa perorata, pero pasados los minutos el denostado munícipe no arribó a las instalaciones como había prometido, cosa que no sorprendió a muchos pues muchos saben que es un tipo que no cumple con los compromisos que asume, aun si estos son por escrito.
Pasaron varias horas del plazo comprometido, y el político en desgracia se hizo acompañar de la Síndico Miriam Patricia Berber Holguin y algunos miembros del Cabildo, y ahí dio lectura a una carta compromiso frente los oficiales uniformados e hizo el anuncio oficial de la salida de quienes fungían como director y subdirector de la corporación.
El taimado de José Walter Valenzuela Acosta quizás sintiéndose seguramente protegido por quienes lo acompañaron, mostró su apoyo entonces a los elementos agredidos así como a sus familias, y dio públicamente el nombramiento de encargado de despacho a Cuauhtémoc Gómez Campos, quien fungía como asesor jurídico del Ayuntamiento, y a William Núñez Jordán como encargado del Área Operativa de la Dirección de Seguridad Pública y Tránsito del municipio.
Sin embargo es evidente que la desafortunada acción del político en desgracia sólo sirvió para exhibir el poco respeto que ahora le guardan los comundeños, los cuales intentan hacerle entender cuál es su verdadera situación política.
La realidad salta a la vista: Walter Valenzuela ya no goza de la gracia del poder; su partido le ha decretado su muerte en vida, no es bien visto tampoco por las autoridades superiores a él y mucho menos por una buena parte de la ciudadanía. Pareciera que no se ha dado cuenta que su conducta y negación a la realidad sólo le han servido para adelantar su sentencia de que es ahora un político en desgracia, sin más alternativa que aceptar su marginación; por lo que ahora quien esto escribe mejor seguirá BALCONEANDO. . .
Por Alejandro Barañano
Los políticos encumbrados suelen medir su poder en base a los beneficios que con sus influencias logran, ya sea por favores o canonjías en su diario vivir, es decir, gozan de la gracia de la grey política y de la ciudadanía por lo que suelen acostumbrarse rápido a esa vida, tanto que luego les cuesta retomar el estatus de ciudadano común por considerarlo una verdadera desgracia.
En política caer en la adversidad es perder el favor, la consideración, el afecto o la protección de los que están en el poder y de la elite de una sociedad. Muchos antiguos maestros de la política repetían la expresión que caer en desgracia es lo peor que le puede suceder a un gobernante, y que esto sucede cuando quienes lo protegían lo olvidaron.
Pero en la actualidad existe una vertiente adicional en ese sentido, pues hay políticos que a escasos meses de tomar el supuesto control del poder y faltándoles alrededor de dos años y medio para que termine de mandato, ya han caído en infortunio ante los ojos de la sociedad. Y como muestra solo basta señalar un nombre: José Walter Valenzuela Acosta.
El susodicho alcalde de Comondú trae tan enredada la piola en la actualidad, que se ha montado en aquel adagio popular que reza que “cuando la suerte es mala, todo lo que lleva por dentro quien la padece se le resbala”.
El repudio en su contra es tan generalizado que muchos piensan que vive en un mundo donde no ve, ni escucha y mucho menos entiende lo que sucede, y estos últimos días las mismas circunstancias lo han puesto contra la pared demostrando que no está hecho para el encargo que ostenta, pues su incapacidad, ineptitud, impericia e ignorancia ha sido enorme ante los ojos de propios y extraños.
Y es que su tribulación se acrecentó cuando un hecho fuera de serie y totalmente inusitado se dio con el robo que durante las primeras horas del jueves pasado se perpetró en la Comandancia de Seguridad Pública Municipal del poblado de Ciudad Insurgentes, donde un grupo armado llegó hasta el lugar y amagó a los uniformados que en ese momento se encontraban de guardia y les sustrajeron el armamento que ahí se resguardaba.
Según los diversos medios que dieron cuenta de la noticia, aseguran que en las primeras horas de ese día los delincuentes hicieron de su poder 20 armas cortas y una decena de armas largas, además de numerosos cartuchos útiles, lo que originó que se iniciara una amplia movilización por el lugar y sus alrededores, e incluso se llegó a decir que había sido un grupo delictivo el que estaba inmerso en el hurto y que podría tener nexos con el crimen organizado, más sin embargo nada fue sido confirmado de manera oficial, y simplemente las autoridades implementaron recorridos y levantando informes sobre el suceso sin obtener resultados positivo.
Luego, la madrugada del sábado pasado casi una docena de elementos pertenecientes a la Dirección de la Policía Municipal y que estaban destacamentados en Ciudad Constitución, Ciudad Insurgentes y Zaragoza, fueron privados de su libertad por unos hombres encapuchados, y se reveló además que varios de ellos habían sido golpeados y que habían sido trasladados para recibir atención médica al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado de Ciudad Constitución.
Justo ahí se le vino encima el bitachero al llamado Doctor Walter, pues los familiares de los guardianes del orden exigieron justicia y ellos mismos dieron a conocer los nombres de quienes fueron víctimas de la privación de su libertad, esto mientras estaban en sus domicilios y otros más se encontraban en servicio en las diferentes zonas de adscripción.
Curiosamente en este nuevo hecho José Walter Valenzuela Acosta no otorgó tampoco ninguna información ni aclaración de lo sucedido, incluso llegó a rumorearse que pudo haberse tratarse de un operativo Interinstitucional de la Secretaría de Marina Armada de México, cosa que simplemente en eso quedó, en mero rumor.
Ya para terminar de agravar el infortunio del galeno que ahora cobra “religiosamente” como alcalde, ayer domingo se efectuó una manifestación afuera de las oficinas de la Dirección de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Comondú, en la que no solo se exigió justicia para quienes fueron privados de su libertad, sino para tratar de entablar dialogo con el político en desgracia, floreciendo el repudio en su contra cuando en los cristales del edificio se colocaron diversos carteles con leyendas como “Exigimos Justicia, fueron 11 los torturados pero más familias las destrozadas”, “somos tu policía, Presidente, apóyenos”, “No fueron 11 torturados, sino 198 familias completas las que estamos desbastadas”, “Fuera el Director y el Subdirector, ellos ni votaron por ti”, esto entre otras consignas.
De acuerdo con la denuncia de los policías, José Walter Valenzuela Acosta muy a su modo había comprometido su palabra de acudir al filo de las 10:00 horas con ellos para sostener esa perorata, pero pasados los minutos el denostado munícipe no arribó a las instalaciones como había prometido, cosa que no sorprendió a muchos pues muchos saben que es un tipo que no cumple con los compromisos que asume, aun si estos son por escrito.
Pasaron varias horas del plazo comprometido, y el político en desgracia se hizo acompañar de la Síndico Miriam Patricia Berber Holguin y algunos miembros del Cabildo, y ahí dio lectura a una carta compromiso frente los oficiales uniformados e hizo el anuncio oficial de la salida de quienes fungían como director y subdirector de la corporación.
El taimado de José Walter Valenzuela Acosta quizás sintiéndose seguramente protegido por quienes lo acompañaron, mostró su apoyo entonces a los elementos agredidos así como a sus familias, y dio públicamente el nombramiento de encargado de despacho a Cuauhtémoc Gómez Campos, quien fungía como asesor jurídico del Ayuntamiento, y a William Núñez Jordán como encargado del Área Operativa de la Dirección de Seguridad Pública y Tránsito del municipio.
Sin embargo es evidente que la desafortunada acción del político en desgracia sólo sirvió para exhibir el poco respeto que ahora le guardan los comundeños, los cuales intentan hacerle entender cuál es su verdadera situación política.
La realidad salta a la vista: Walter Valenzuela ya no goza de la gracia del poder; su partido le ha decretado su muerte en vida, no es bien visto tampoco por las autoridades superiores a él y mucho menos por una buena parte de la ciudadanía. Pareciera que no se ha dado cuenta que su conducta y negación a la realidad sólo le han servido para adelantar su sentencia de que es ahora un político en desgracia, sin más alternativa que aceptar su marginación; por lo que ahora quien esto escribe mejor seguirá BALCONEANDO. . .