CAFÉ POLÍTICO
OSCAR CABRERA
Los días de Eduardo Valdéz al frente del sindicato de burócratas municipal están contados y, para el bien de los trabajadores adheridos a esta agrupación, ya se alistan los interesados en llegar a este importante puesto, el cual fue tristemente representado por una persona incapaz de comprender todas las obligaciones que implica esta función.
Lo único que pudo hacer es lanzar ataques absurdos, los cuales son dignos de cualquier bravucón de cantina y esto lo hizo sólo durante su campaña y unos meses después de haberse sentado en la secretaría, porqué en los meses posteriores, sólo hablaba para posar y para dar números alegres, los cuales apenas aplaudían sus amigos y paleros.
Esta etapa que está por concluir, ojalá sirva a los trabajadores de experiencia para analizar a los próximos candidatos y ser más astutos al momento de elegir al próximo secretario, porque de lo contrario, volverán a padecer el desinterés, valemadrismo e incapacidad de un dirigente, al que sólo le preocupó presumir su rango y tratar de valerse de él, para poder obtener una diputación, la cual se le cebó desde el principio, porque siempre hizo evidente su incapacidad como líder.
En campaña dijo que iba a atender a los trabajadores en la sede ubicada en Aquiles Serdán, cosa que nunca llevó a cabo y como esta, fueron muchas otras las promesas incumplidas, las cuales tendrán que esperar a que llegue el nuevo dirigente para ser atendidas.
Es difícil pensar que pueda haber alguien peor que él y es que entre sus logros más importantes, destaca el hecho de haber sido el primer dirigente que logra que se cancele una asamblea sindical y esto fue producto de su desinterés, porque al carecer el diálogo con sus representados y con los delegados, estos le dieron la espalda y además, de 12 asambleas que debieron haberse realizado a lo largo de su gestión, el señorón sólo concretó 7, lo que es un número bastante precario que pone en evidencia su falta de liderazgo y su incapacidad por obtener el respeto de los trabajadores.
Además, en estos encuentros, era demasiado el tiempo que tenía que dedicarle a justificar sus fallas y errores, llegando a utilizar el micrófono hasta por más de 40 minutos, para tratar de convencer a sus representados, de que sí estaba trabajando o que cuando menos estaba haciendo algo, cosa que nunca pudo lograr, porque los sindicalizados no son tontos y no se les puede dar “atole con el dedo” como él lo supone.
“Lo bueno es que ya se vá…” esta es la frase que prevalece entre los empleados, quienes ya cuentan las horas y los días para que deje el puesto, y al mismo tiempo, hacen votos para que nunca más, vuelva a asumir un cargo en el que tenga que trabajar para los demás, porque esto es algo que a él definitivamente no se le dá y así lo demostró con tantas y tantas equivocaciones, las cuales incluso resultan difíciles de comprender en un dirigente. Tal es el caso de haber mandado un pliego petitorio a nombre de la sección sindical, cuando esto es imposible porque su puesto o sea la sección que él representa, es una parte de un sindicato único a nivel estatal, de tal forma que su ignorancia quedó de manifiesto una vea más y ésta en ocasión lo hizo con creces.
Pero todavía hay más y es que “montado” en su caracterización de bravucón, dijo que le iba a dar la bienvenida a Rubén Muñoz dejándole un pliego petitorio, lo que resulta por demás absurdo, ya que este documento, en el caso remoto de que se lo lleguen a aceptar, no lo negociará él ya que esto será facultad de los nuevos dirigentes, partiendo por supuesto del titular de la Secretaría Estatal.
Pero que nos pueden extrañar estos comentarios bandoleros, si en toda su administración se la pasó dejando en claro su ineptitud para conciliar y negociar, y, en cambio, se la pasó escondiéndose de los empleados y negándose a recibirlos, a pesar de estar metido en su oficina, llegando al grado de tener que contratar a dos personas para que lo estuvieron cuidando, vaya usted a saber de qué o de quienes.
Y por si esto no fuera poco, en los últimos días ha estado haciendo declaraciones con las que -evidentemente- pretende seguir pegado a la ubre del sindicato, ya que ha dicho que no existen las condiciones adecuadas para llevar a cabo un proceso de elección, lo que resulta por demás gracioso, ya que la adversa situación que existe, él mismo la ha provocado con su actitud de “diva” ante la representación estatal y es por esto mismo, que resulta urgente su separación del cargo.
OSCAR CABRERA
Los días de Eduardo Valdéz al frente del sindicato de burócratas municipal están contados y, para el bien de los trabajadores adheridos a esta agrupación, ya se alistan los interesados en llegar a este importante puesto, el cual fue tristemente representado por una persona incapaz de comprender todas las obligaciones que implica esta función.
Lo único que pudo hacer es lanzar ataques absurdos, los cuales son dignos de cualquier bravucón de cantina y esto lo hizo sólo durante su campaña y unos meses después de haberse sentado en la secretaría, porqué en los meses posteriores, sólo hablaba para posar y para dar números alegres, los cuales apenas aplaudían sus amigos y paleros.
Esta etapa que está por concluir, ojalá sirva a los trabajadores de experiencia para analizar a los próximos candidatos y ser más astutos al momento de elegir al próximo secretario, porque de lo contrario, volverán a padecer el desinterés, valemadrismo e incapacidad de un dirigente, al que sólo le preocupó presumir su rango y tratar de valerse de él, para poder obtener una diputación, la cual se le cebó desde el principio, porque siempre hizo evidente su incapacidad como líder.
Es difícil pensar que pueda haber alguien peor que él y es que entre sus logros más importantes, destaca el hecho de haber sido el primer dirigente que logra que se cancele una asamblea sindical y esto fue producto de su desinterés, porque al carecer el diálogo con sus representados y con los delegados, estos le dieron la espalda y además, de 12 asambleas que debieron haberse realizado a lo largo de su gestión, el señorón sólo concretó 7, lo que es un número bastante precario que pone en evidencia su falta de liderazgo y su incapacidad por obtener el respeto de los trabajadores.
Además, en estos encuentros, era demasiado el tiempo que tenía que dedicarle a justificar sus fallas y errores, llegando a utilizar el micrófono hasta por más de 40 minutos, para tratar de convencer a sus representados, de que sí estaba trabajando o que cuando menos estaba haciendo algo, cosa que nunca pudo lograr, porque los sindicalizados no son tontos y no se les puede dar “atole con el dedo” como él lo supone.
“Lo bueno es que ya se vá…” esta es la frase que prevalece entre los empleados, quienes ya cuentan las horas y los días para que deje el puesto, y al mismo tiempo, hacen votos para que nunca más, vuelva a asumir un cargo en el que tenga que trabajar para los demás, porque esto es algo que a él definitivamente no se le dá y así lo demostró con tantas y tantas equivocaciones, las cuales incluso resultan difíciles de comprender en un dirigente. Tal es el caso de haber mandado un pliego petitorio a nombre de la sección sindical, cuando esto es imposible porque su puesto o sea la sección que él representa, es una parte de un sindicato único a nivel estatal, de tal forma que su ignorancia quedó de manifiesto una vea más y ésta en ocasión lo hizo con creces.
Pero todavía hay más y es que “montado” en su caracterización de bravucón, dijo que le iba a dar la bienvenida a Rubén Muñoz dejándole un pliego petitorio, lo que resulta por demás absurdo, ya que este documento, en el caso remoto de que se lo lleguen a aceptar, no lo negociará él ya que esto será facultad de los nuevos dirigentes, partiendo por supuesto del titular de la Secretaría Estatal.
Pero que nos pueden extrañar estos comentarios bandoleros, si en toda su administración se la pasó dejando en claro su ineptitud para conciliar y negociar, y, en cambio, se la pasó escondiéndose de los empleados y negándose a recibirlos, a pesar de estar metido en su oficina, llegando al grado de tener que contratar a dos personas para que lo estuvieron cuidando, vaya usted a saber de qué o de quienes.
Y por si esto no fuera poco, en los últimos días ha estado haciendo declaraciones con las que -evidentemente- pretende seguir pegado a la ubre del sindicato, ya que ha dicho que no existen las condiciones adecuadas para llevar a cabo un proceso de elección, lo que resulta por demás gracioso, ya que la adversa situación que existe, él mismo la ha provocado con su actitud de “diva” ante la representación estatal y es por esto mismo, que resulta urgente su separación del cargo.