“SEGUNDO AIRE”

BALCONEANDO

Por Alejandro Barañano

Tuve la grata fortuna de reunirme con alguien que conoce a profundidad y con verdadero sustento las cosas del magisterio, y pudimos conversar aunque en realidad simplemente me dedique a escuchar con atención lo que me iba diciendo sobre la maestra Elba Esther Gordillo y su reaparición hace un par de días en público por primera vez desde febrero del año 2013, cuando fue capturada por un comando especial de la Marina en el aeropuerto de Toluca y se declaró, con su exoneración judicial en la mano, inocente y víctima de acusaciones falsas.

Ella –me sostuvo mi interlocutor- ese día estaba en San Diego y viajaría a Guadalajara para una reunión con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, pero hizo escala en Toluca a petición del entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray, quien le dijo que quería cenar con ella para platicar, y fue entonces cuando los elementos de la Marina la encañonaron y cayó en cuenta de la trampa.

Ante esto, Luis Videgaray, con quien no tenía una relación fácil, es uno de los enemigos con quien tiene facturas por cobrar; pero aquella celada no es la razón central de su animadversión con el ahora secretario de Relaciones Exteriores, sino su papel central en la Reforma Educativa al considerarlo su arquitecto, aunque sin restarle responsabilidad a Aurelio Nuño, ya que el entonces presidente electo Enrique Peña Nieto, le encargó la elaboración del anteproyecto de la Reforma Educativa.

Luego entonces Aurelio Nuño trabajó la reforma educativa durante todo el periodo de transición con Fernando González -yerno de la maestra- y quien había sido subsecretario de Educación Básica en el gobierno de Felipe Calderón.

Según se me explicó, el pariente de Elba Esther Gordillo siempre se mantuvo como representante de la maestra y decía que ella no se oponía a la Reforma Educativa, sino más bien a cómo la pensaban implementar, pues la evaluación de los maestros no debía ser el punto de partida sino el destino, y una verdadera reforma no debía circunscribirse a la parte administrativa como inicialmente se enfatizó.

La maestra Elba Esther Gordillo fue narrando a sus cercanos desde la cárcel cómo fue viendo en las acciones del equipo de Enrique Peña Nieto, ya que el objetivo era ahogarla y desmantelar el sindicato. Ella no sabía en ese entonces que la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda estaba revisando sus cuentas desde el primero de diciembre.

Pero importante es recordar que el lance más fuerte se dio en la entrevista que le concedió a Adela Micha una semana antes de su detención, en la que dijo frases como "entré por el excusado y salí por la puerta grande", para describir su paso por el magisterio.

Aquel dicho ante cámaras le generó muchas críticas y fue analizada en Los Pinos por el presidente Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray, Aurelio Nuño, y los entonces secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y de Educación, Emilio Chuayffet, junto con el procurador general Jesús Murillo Karam, el ex director del CISEN, Eugenio Imaz, y el ex director de Comunicación Social de Los Pinos, David López.
La conclusión fue que había "enloquecido" y había que proceder en su contra y su equipo de forma unánime sugirió proceder en su contra. Ahí se tomó la decisión.

Elba Esther Gordillo todavía está muy lastimada con Enrique Peña Nieto, pero no se encuentra en la primera parte de la lista de sus desafectos. Luis Videgaray y Aurelio Nuño son quienes la encabezan, pero muy cerca de ellos se encuentra Miguel Ángel Osorio Chong, con quien tenía la relación más cercana del futuro gobierno, y a quien su hija Mónica Arriola -en ese entonces senadora- recurrió en aquellos primeros días de crisis.

Miguel Ángel Osorio Chong fue el único puente que tenía la familia de la maestra con el gobierno peñista, y él se asumía como el contrapeso de Luis Videgaray y Aurelio Nuño frente a la maestra; sin embargo, no tardaron mucho en darse cuenta que su posición era hipócrita.

El entonces secretario de Gobernación procuró a Othón Francisco de León, hijo de Mónica Arriola y nieto preferido de la maestra Elba Esther, y lo invitó a colaborar con él, pero después lo dejó a su suerte.

Una de las cosas que no perdona la maestra Gordillo son las traiciones, y bajo ese tamiz Osorio Chong la traicionó al igual que Videgaray que le tendió la trampa y Peña Nieto, para quien trabajó en la campaña y con quien desarrolló una cercana relación personal, pero luego la encarceló.

En el cajón de los ingratos ahora la maestra ubica también a Juan Díaz, quien la sustituyó en la titularidad del SNTE y que se supone era la persona en la que había pensado como su relevo, y a Luis Castro, el presidente de Nueva Alianza, el partido que fundó y por las que tuvo fuertes choques con su hija Mónica.

Con Aurelio Nuño y Enrique Ochoa, el ex líder del PRI que fue quien redactó buena parte de la Reforma Educativa, incluido el punto en el que se le quita el control de las plazas magisteriales al sindicato, los agravios son políticos por la forma como se comportaron en las negociaciones con su yerno Fernando González.

Y por esto último sonaron más fuerte sus afirmaciones del lunes pasado cuando reapareció ante la opinión pública en un salón atiborrado de prensa y simpatizantes. "Recuperé la libertad y la reforma educativa se ha derrumbado", exclamó. En ese sentido es justicia poética para ella, después de lo que describió como "una persecución con mentiras".

Los jueces le dieron la razón jurídica; la rebelión contra la Reforma Educativa le dio la razón política, ahora la vida continúa dijo la maestra Elba Esther en su mensaje de inicio de semana, pero esa vida no será igual para todos y sus enemigos lo saben, por lo que mejor quien esto escribe seguirá BALCONEANDO. . .