José Nicolás Gutiérrez Domínguez, Secretario de la sección tercera del SNTE en Baja California Sur, va a pasar a la historia del sindicalismo sudcaliforniano, como el dirigente más gris que la memoria tenga presente.
Desde su llegada a la responsabilidad, producto de acuerdos internos de “unidad” que evitaron el desbordamiento de las huestes magisteriales, su principal característica fueron la pusilanimidad y el entreguismo, sin apego permanente a los intereses laborales de las y los maestros de la entidad.
Hoy le ha llegado su tiempo, ese que es inexorable y que nos llega a todos.
Su derrota como impulsor de la membresía denominada PANAL en las elecciones locales, el emerger de la maestra Elba Esther y los magros resultados de su gestión sindical, lo convierten ahora en un cero a la izquierda, al punto del abismo y para no caer, ya buscó acercamiento con la lideresa, recién liberada. En pocas palabras quiere queda bien con Dios y con el Diablo, lo cual evidencia su deslealtad y falta de oficio político. Todo sea por sobrevivir ante el vendaval.
Desde su llegada a la responsabilidad, producto de acuerdos internos de “unidad” que evitaron el desbordamiento de las huestes magisteriales, su principal característica fueron la pusilanimidad y el entreguismo, sin apego permanente a los intereses laborales de las y los maestros de la entidad.
Hoy le ha llegado su tiempo, ese que es inexorable y que nos llega a todos.
Su derrota como impulsor de la membresía denominada PANAL en las elecciones locales, el emerger de la maestra Elba Esther y los magros resultados de su gestión sindical, lo convierten ahora en un cero a la izquierda, al punto del abismo y para no caer, ya buscó acercamiento con la lideresa, recién liberada. En pocas palabras quiere queda bien con Dios y con el Diablo, lo cual evidencia su deslealtad y falta de oficio político. Todo sea por sobrevivir ante el vendaval.